11/24/2021

LA POLICÍA DEL PENSAMIENTO

 De los pocos que creen que sin humor no hay amor. Creo profundamente que la incapacidad de reirnos de nosotros mismos, de nuestras penas, de nuestra miseria humana, es un indicador de una lamentable enfermedad que he decido bautizar "esclerosis emocional". Creo que esto a su vez nos ha sumido en un torbellino de intolerancia y odio irreversible.

Desde joven tuve cierta inclinación por el stand-up comedy, en los tiempos en que Jerry Seinfeld ya era quien era; en mi casa siempre he sido el payasín y en grupos más cerrados aún me divierto y se divierten; pero son breves territorios donde el sarcasmo y el humor negro son una habilidad socialmente aceptada. Pero debes recordar que antes era más sencillo. Ni mi generación ni las anteriores se ofendían fácilmente ni padecían de esa hipersensibilidad social de los políticamente correctos que hoy conocemos. Nos reíamos de la muerte, de las desgracias, de nuestros defectos sin advertencias sobre "material visual sensible" o estas políticas de protección de imbéciles que mantiene a muchos atrapados en cápsulas virtuales. Todo lo que ahora es "Meta", vigilándome para que no diga una "mala palabra" o que no "ofenda" a ningún capullo.

Por eso por aquí ahora sólo hago chistes estúpidos, sosos... No por miedo a sus reacciones, sino porque me aburrí de que facefuck me advirtiera a cada rato de las "denuncias incógnitas" de gente que me seguía sólo para cazar mis gazapos; ni un hola me decían jamás pero fuera yo a escribir sobre alguna idea mía que consideraban amenazante y ofensiva... Entonces facefuck, twitter, insta, me amenazaban con cerrar mi cuenta; sí, la policía del pensamiento de G. Orwell es una realidad. Pero será aún peor, nos acercamos al momento en que la corrección política y sus bodegas van a cerrar su cerco  y cosas que aún hoy son aceptadas como graciosas serán consideradas ofensivas, hasta que sólo se pueda pensar y expresar lo que unos pocos dictaminen.

Nos estamos acercando inexorablemente al fin de la democracia y las libertades individuales; la masa lo aplaude como focas y lo aprueba entusiasta. 

Ya ni el buen amor nos podrá salvar.