5/09/2022

INDICE DE PERCEPCIÓN DE LA CORRUPCIÓN

 


El índice de percepción de corrupción o IPC, ubica a Colombia en el competitivo puesto 87 en el mundo.
Estará en discusión siempre debido a las mixtas valoraciones, análisis econométricos sesgados, fallos metodológicos pero sobre todo porque no responde a un verdadero análisis de corrupción, pero es una encuesta de encuestas y estas han venido siendo publicadas consistentmente por este índice desde 1995.
Válido o no, nos da una idea de cómo este índice percibe la corrupción a nivel mundial y sé que aquí algunos furibundos fanáticos anticolombianistas, a quienes les gusta imaginar a Colombia como el peor pais del mundo, van a estar en desacuerdo total. Ellos tendrán su propia percepción y probablemente pruebas sólidas de que Colombia está en entre el primer y segundo puesto pero por ahora yo confío en el IPC. 
Entre peor sea la percepción que los ciudadanos tengan de su país, es más fácil montar a un salvador político, un pacifista redentor que simbolice la Anticorrupción y la esperanza. Por eso se empeñan siempre en buscar encarnizadamente hasta encontrar, como lo explica científicamente la teoría del sesgo cognitivo de confirmación, toda la basura, toda la mierda que pueda haber, para colocar a esta patria boba en el peor de los escenarios económicos, políticos y sociales. Porque si no es así, no les funciona.
No voy a explicar lo que N. Chomsky explicó con díafana claridad en sus 10 estrategias de manipulación mediática, faltaba más.
Sin embargo, yo veo un país con problemas pero lindo. Veo también gente bacana, servicial, trabajadora; gente que no espera que vayan a solucionarle nada en la vida sino que va y busca y soluciona. Gente berraca que saca negocios adelante, que aporta con su trabajo como empleados a la productividad del pais, gente que también sabe gozar de la vida. No es cierto que todo es un caos (sí yo sé que los medios dicen otra cosa, leer a Chomsky); veo sí pequeños grupos que tratan de incendiar, de transmitir incertidumbre, de contagiar con la desesperanza a una gran mayoría de personas que vivimos en paz. Sin desconocer que existen problemas serios de orden político, económico y social como todo el mundo. Pero no, no vivo en una mierda de país. Si hay algo que podemos hacer es ser la mejor versión de nosotros en todos los escenarios posibles. (Me pregunto si estos incendiarios contestatarios y rebeldes, lo son en sus familias, en sus comunidades). No necesito un salvador, venga de donde venga. Sí, sin duda no es un paraiso pero no es esa poza séptica que el fanatismo político predica por ahí.
A mí gusta Colombia. A quien no le guste, de verdad debería pensar en irse a su país predilecto.