Estas iniciativas, me parecen súper interesantes
porque reflejan más bien una posición o un subterfugio audaz e ingenioso para
establecer y normalizar conductas en una sociedad; claramente dependiendo del
norte de cada liderazgo, me imagino que lo harán con las mejores intenciones o
eso prefiero creer.
Pero analicemos un poco el contenido de estas
propuestas. El director de la Dian propone legalizar y gravar este producto de
exportación colombiano muy exitoso; el objetivo subyacente consiste en que así
se recaudaría más dinero (aparte de las reformas ya en marcha), para así contar
con recursos ilimitados para invertir en educación, salud y todo lo bueno que
hay en esa patria prometida. Esto va en la línea del argumento que dio por
ejemplo nuestro honorable presidente en una alocución conmovedora en la ONU y es
que la cocaína no es tan peligrosa porque muere menos gente por sobredosis que
por inhalación de gases… o algo así entendí y que esto alejaría a la policía
de los agricultores de coca (Esta fijación con la policía merece un capítulo
especial, otro día), despenalizando la producción de hojas de coca y
permitiendo a los colombianos consumir cocaína de forma segura.
Sin embargo y aquí viene mi primera objeción y es: Yo
creo que se han banalizado los efectos de la cocaína cuantificando las muertes por
sobredosis, desconociendo los efectos de esta droga en la conducta de las
personas. ¿Cuántos crímenes, accidentes fatales, destrucción de familias
enteras, relaciones, fortunas, negocios, ha producido el consumo sin
sobredosis) de la cocaína en los individuos? No estoy hablando de las luchas
entre carteles relacionadas con la producción y distribución de la coca, estoy
hablando de los efectos nocivos en la salud psicológica y emocional de las
personas comunes y corrientes que la consumen y su entorno. Quisiera preguntarte
¿Conoces de cerca la problemática de una familia en la que un miembro es adicto
a la cocaína? ¿Podríamos atenuar los efectos sociales, psicológicos, económicos,
familiares de esta adicción si lo comparamos con la cantidad de dinero que
podría el estado recaudar para… Lo que dicen que usarán ese dinero? ¿Se ha
hecho un estudio estadístico de la relación directa entre el consumo de cocaína
y los niveles de violencia y seguridad pública, la violencia doméstica, el
maltrato infantil, el homicidio, los atracos...? ¿Justificaría todo esto siempre
y cuando los productores, distribuidores y consumidores paguen un impuesto
justo? En ese orden de ideas, se me ocurre que se pueden gravar otros productos
y servicios que podrían dejarle buenos réditos a la DIAN; estudiemos legalizar
entonces también el uso de armas de fuego, legalicemos la trata de mujeres, la
pedofilia, entre otros. ¿Cuál sería el rasero que usaremos para decidir cuáles
productos y servicios deberíamos legalizar y cuáles no? ¿Cuál es la medida?
¿Hacia dónde vamos a mover la línea de la ética ya que esto ha sido social y
públicamente aceptado por las ciudadanías libres?
No más preguntas su señoría, por ahora.