7/10/2022

INTELIGENCIA

Suele confundirse la inteligencia con el conocimiento (sobre alguna cosa), por eso a veces creemos que alguien es inteligente porque lee mucho, por ejemplo; porque ha estudiado maestrías y doctorados. Y entre más se estudia, en una sociedad como la nuestra más inteligente nos parece una persona. ¿De dónde surgió esta interpretación de la inteligencia? Ni idea, pero personalmente discrepo radicalmente de esto. Ni siquiera me voy a referir a la interpretación endógena que Gardner hace sobre las inteligencias múltiples sino que me voy a basar en la prosaica definición general de la biología: La capacidad o facultad de entender, razonar, saber, aprender y de resolver problemas. Esto es más fácil de interpretar a la hora de asignar grados de inteligencia.

Un estudio de Erhan Genç afirma que los cerebros inteligentes se caracterizan por una red neuronal delgada pero altamente eficiente. Esto ayuda a lograr un alto nivel de pensamiento mientras se minimiza la actividad neuronal; pero sigue siendo siempre un análisis sobre la capacidad potencial de la mente humana y sí, esto es muy importante. Estamos “cableados” con mayor o menor ventaja en comparación con los demás pero para mí, eso no te hace necesariamente más inteligente. Voy a explicar mi teoría con un ejemplo.

Yo conduzco un Mercedes Benz y tú un viejo Renault Clio, digamos en muy buenas condiciones ambos. Evidentemente el potencial, la calidad, el rendimiento de mi carro es superior al tuyo ¿Pero de qué sirve todo ese potencial si el propósito de ambos es conducirnos del trabajo a la casa, por ejemplo? Además como yo soy conocedor de lo que tengo, tiendo a sobreestimar mis capacidades de conductor y con frecuencia tomo decisiones temerarias que podría eventualmente conducirme a un accidente; mientras tú, consciente de lo que manejas, eres precavido, sensato y la verdad no necesitas demostrarle nada a nadie; el único propósito de tu carro es transportarte y eso lo cumple a la perfección.

Extrapolemos esto a la inteligencia: Yo (mi Mercedes) soy “más inteligente” por mis capacidades, mis estudios, que tú (tu Clio). Pero si no me equivoco, el más profundo y enraizado en nuestro corazón, es el deseo de “ser feliz”. Supuestamente todo lo que hacemos en la vida, los sacrificios, nuestras decisiones más trascendentales, todo lo hacemos para “ser felices” ¿O me equivoco? Pero mi “mayor inteligencia” no significa ninguna ventaja frente a la tuya si ambos logramos ser felices.

Mi conclusión es que ser más inteligente (en el sentido de tener mejor carro), no te garantiza ser más feliz; Pienso en Forrest Gump, que vendría a ser como un reanault 4, logra muchos más momentos de felicidad que muchos de los que se ríen de él; porque para mí la felicidad no es el resultado de una mayor capacidad de entender, razonar o resolver problemas. La clave no está en el carro sino en su conductor, la pregunta es ¿Quién conduce tu carro? ¿Cómo lo conduce? ¿Cuál es tu lugar de destino? Podría hacer la misma analogía con computadores, con celulares… No importa cuál es tu capacidad intelectual, importa que tengas claro cuál es tu destino y de acuerdo a ello, tomar las decisiones que necesites tomar para llegar a tu destino (ser feliz). Porque después de todo ¿No es nuestra experiencia humana un búsqueda consistente e incansable de breves momentos felices?

Resumiendo, para mí las personas más inteligentes son aquellas que saben tomar las mejores decisiones que les acerquen a sus propósitos de vida; Y seguramente debo estar equivocado porque eso no es lo que nos enseñan desde niños ni en la escuela ni en el seno familiar, ni en ninguna parte… Pero es mi teoría.