51 años después, presenciaremos otro intento más por instalar el paraíso en la tierra. La masa mentalmente pobre está cansada de comer mal y escaso para comer mierda y abundante. Poco a poco este pedazo de américa sucumbe frente a un virus que como el covid, no se muere sino que muta, se transforma, se camufla dentro de conceptos del bien y la justicia social para socavar la pobrísima capacidad popular intelectual de leer, de pensar por sí misma, de responsabilizarse de su propia vida, de autococrticarse y en consecuencia: De autoconocerse. Nunca se dio cuenta que el problema no era el sistema sino el corazón del hombre (Erich Fromm). Porque el verdadero virus no es el C-19.
Es más que merecido, ya es tiempo.
Nos merecemos esto porque nos adoctrinaron para esperar a un salvador, un héroe que nos sacara de la pobreza, de la ignorancia, de los problemas. Nos lo merecemos por nuestra pereza intelectual, por nuestra impudicia moral, por nuestra autopercepción de víctimas pobrecitas, indefensas, incapaces; espiritualmente mediocres.
Nuestro Oro Colonial, representado hoy como La libertad, la estamos cambiando por los mismos espejismos que ahora llaman justicia e igualdad, este virus de la igualdad, esa ilusión que obsesiona al mediocre, al envidioso, al que no quiere que nadie sobresalga.
Oh igualdad vamos a tener... Excepto claro está, para la clase política esta de dientes afilados y mirada resentida, obsesionada con el poder; porque para ellos todos somos iguales, pero unos son más iguales que otros (Orwell. G.) Porque decidimos ser moscas y no abejas. Ya lo verán.
