Existen varias razones por las que las redes sociales
son para mí un laboratorio social, un campo experimental del comportamiento
humano; aprietas un botón por aquí, una clavija por allá y saltan resortes emocionales
que revelan sutilmente las estructuras psicológicas de muchas personas. Aparte
de que el escenario macondiano de un país como el nuestro le aporta el
combustible perfecto para estudios de esta naturaleza.
Y aprovecharé el término “combustible” para encend…
Quiero decir, para iniciar el soliloquio de hoy. Muchos (incluyéndome), se han
divertido por cuenta de la fauna política colombiana, dada su inclinación a
alimentar esta fábrica de memes que conforma la crítica social y política
debido al nivel intelectual de sus ciudadanos; encontré divertidos cuantos
memes surgían de las desinteligencias del anterior presidente hasta las no
menos hilarantes salidas en falso de varios personajillos de la farándula
política actual. Pero poniendo los chistes a un lado, he podido percibir que la
mayor parte del origen de esta posición de superioridad moral en la que
nosotros, seamos del partido o tendencia política que sea, ostentamos, se
sujeta a un fenómeno llamado Error de atribución fundamental, también conocido
como el sesgo de correspondencia o de sobre-atribución, es la tendencia que
tenemos de sobre-atribuir las características personales e ignorar factores
contextuales cuando juzgamos el comportamiento de los demás. Debido al error
fundamental de atribución, solemos creer que los que actúan mal son malas
personas. No estamos dispuestos a tomar en cuenta los factores contextuales o
estructurales cuando juzgamos las acciones y situaciones de los demás. Pero
esto no es todo, aquí entra otro concepto que encontré interesante en mis
estudios científicos (XD), se llama Grupo de pertenencia/Grupo de
no-pertenencia. Un grupo de pertenencia
es un grupo compuesto de personas que se identifican consigo mismos a base de
una serie de características o factores incluyendo el género, la raza/etnia, la
religión, o la geografía, entre otras cosas. Por ahí leí un estudio en el que
cuando los aficionados del futbol veían que otros aficionados (del mismo
equipo) sufrían algún daño físico, sentían empatía por ellos. Pero cuando ese
trataba del equipo rival, sentían placer. Y es que solemos hacer distinciones
importantes basadas en grupo de pertenencia o no-pertenencia cuando se trata de
cuestiones morales. Cuando alguien dentro de nuestro grupo de pertenencia se
comporta mal, la reacción natural es ignorar el comportamiento o minimizarlo,
pero cuando se trata de alguien que no pertenece a nuestro grupo, solemos
juzgar su comportamiento de manera mucho más punitiva. De hecho, cuando las
distinciones entre la pertenencia o no al grupo substituyen la reflexión
consciente y racional, somos capaces de hacernos daño el uno al otro y
comportarnos de manera poco ética.
Así las cosas, un grupo de pertenencia que conozco de
cerca, se dio gusto atacando y burlándose de otro grupo de pertenencia por
cuatro años sin un solo día de descanso, no me dejen mentir; tal vez por ingenuidad
o desconocimiento de las leyes termodinámicas de la vida que siempre busca
equilibrarse, ni se imaginaron que esta pondría todos los elementos perfectos
para que ahora su grupo de pertenencia fuese el blanco de burlas y memes. Ambos
grupos creen honestamente que su cognición moral es la adecuada, obviamente no pueden sustraerse del fenómeno del
sesgo de confirmación de modo que eso se extenderá hasta que evolucionen y
comprendan que este planeta no es un paraíso perdido y que la especie humana
no es la creación perfecta de Dios; aunque puede que sí, pero no en este
planeta, evidentemente. Mientras idealicemos personas, ideologías, partidos,
habrá división y guerras. Y memes divertidos claro está, porque qué tiene de
malo divertirse en esta prisión perpetua.