Las personas que han estado
conmigo en sesiones de orientación personal, saben de sobra que el tema central
de todo el proceso, siempre termina estableciéndose en los procesos del
autoconocimiento; parece inevitable que todos los caminos conduzcan a lo mismo.
Pareciera que la condición humana, su desarrollo holístico está fundamentado en
la capacidad de desarrollar la habilidad de percibirse a sí mismo y desde ahí,
a la construcción del mundo que le rodea. Sus relaciones con las demás
personas, con su trabajo, con su familia, con el entorno, con su país; todo
tiene un origen ineludible y con frecuencia devastador en el descubrimiento de
que todos los problemas comienzan con uno mismo y terminan ahí. Es una especie
de efecto boomerang, donde en principio todo apunta a los demás, a sus parejas,
a sus colegas, amigos, enemigos, etc. Hasta que ese boomerang vuelve con fuerza
a golpearles la cabeza.
Aprenden a amar u odiar las
ideas que se forman de todo; construyen todo un imaginario fundamentado
en estas ideas y cuando lo demás se sale de ese filtro y tarde o temprano esto
tendrá que suceder, todo se les cae a pedazos. Confundidos se preguntan qué hicieron
mal, cómo pudieron engañarse a sí mismos tan elaboradamente, con la esperanza
de que se les ayude a entender por qué “la vida es una mierda” y por qué “la
gente es una mierda”. La mayoría suele quedarse ahí. Los que logran superar esa
etapa, por lo general terminan reconociendo el rostro, al principio borroso,
del o de la responsable de todo ese desmadre; cuando limpian ese espejo
empañado y sucio, para descubrir atónitos al verdadero responsable…
Es abrumadora la
mayoría de personas que viven confundidas, atribuyen sus infortunios e incluso sus triunfos, a otros. Se niegan
siquiera a considerar que pudieran ser ellos los auto saboteadores de sus
proyectos de vida, de sus relaciones sentimentales, laborales, personales. No
comprenden por qué siguen viviendo una y otra vez las mismas experiencias casi
que calcadas, sólo que con diferentes personas y escenarios ¿Por qué a mí si soy
hasta buena gente? ¿Por qué a mí si cumplo con los mandamientos? Esa es la
frase recurrente ¿Por qué a mí?
Pueden cambiar de ciudad, de
trabajo, de familia, de amigos y hasta de presidente… Pero si eres de los que viven
en ese bucle sin fin, de situaciones apremiantes, acuciantes y con frecuencia,
desesperantes; año tras año… Te sugiero que busques ayuda. Sé por experiencia
propia que no basta con querer ser ayudado; necesitas tomar la decisión más importante
de tu vida, entonces y sólo entonces, aparecerá en tu camino exactamente lo que
estás necesitando, pero te advierto, eso sólo será el comienzo.
#ZêCoaching