Bzzzz… mañana tengo que hacer ese pago… bzzzz
¿Y ahora que me irá a decir? Bzzz… ayer se me olvidó enviar ese correo… Bzzzzz…
¿Qué será lo que quiere de mí ahora…? Bzzzzz… ¿Cómo me levanto ahora ese
billete? Bzzzz… Necesito pagar la cuota del carro.. Bzzz… Me parece el colmo
que… Bzzzz…
Esta es la cabeza de un “overthinker”. Una
persona cuyo sistema operativo mental no para de pensar, de enhebrar ideas
inconexas, frases desarticuladas entre sí; Si pudieras escuchar el ruido mental
de un overthinker, no podrías soportarlo por mucho tiempo. Y hablando de
tiempo, su plano temporal es siempre el pasado o el futuro, nunca está presente
en su cuerpo, porque todos estos pensamientos no se generan durante la acción
que esté realizando sino mientras hace otras cosas, mientras conduce, camina,
come, incluso con frecuencia, mientras habla con otras personas. El overthinker
cree que todo ese ruido mental es lo normal, esas voces que escucha en su
cabeza creyendo que son las suyas, lo habitan desde que tiene uso de razón, por
lo tanto “debe” ser normal ¿Verdad? ¿Qué tiene de malo? Después de todo es lo
que nos distingue de los animales, se autosugestiona. Un overthinker, a pesar
de ese zumbido enloquecedor que sin saberlo lo atormenta, cree que si no fuera
por eso, no habría alcanzado los logros que ha alcanzado en la vida, ignora simplemente
que ese mismo zumbido también le ha traído sus peores pesadillas. Carece de la
capacidad de disfrutar del regalo precioso del momento presente, salvo esos
breves… Brevísimos momentos en que logra enfocarse en el primero de 100 bocados
de comida; no puede, no sabe sincronizarse con la vida. Desconoce que está
desafinado y va así, como esa bestia de la selva que camina desapacible entre
una nube de moscas que lo atormentan día y noche y no sabe cómo espantarlas. El
overthinker vive siempre fuera de sí mismo, vive en los demás, por lo demás y no
es consciente de lo que sucede dentro de su cuerpo, en su interior; va por ahí dándose
tropezones con todo, con todos, desafinado; pensando y pensando, ofuscado,
confundido, inconforme, perdido. Cuando conversa no está realmente escuchando
al otro, sólo espera que se calle de una buena vez para poder exteriorizar sus
valiosos pensamientos. No sabe o no puede disfrutar de las cosas sencillas de
la vida, no recuerdan el último sabor que acogió su boca, ni el último olor que
acarició su olfato, ve sin ver, oye sin escuchar…
Cuando no está ensimismado pensando y pensando,
el overthinker se imbuye en su celular, ve videos que pasa con su dedo, uno
tras otro con prisa, no hay tiempo que perder, el tiempo es oro, la vida pasa
ante sus ojos irracional e indescifrable; cuando logra dormirse por puro
cansancio físico porque hasta antes que se le cierren los ojos está pensando y
pensando, la vida inmerecidamente le da unas horas de descanso mental, si es
que no se despierta a seguir pensando. Su cabeza es un hervidero de
preocupaciones, de situaciones que no han sucedido y que probablemente nunca
sucederán, pero no puede, no sabe detenerse. El overthinker se considera a sí
mismo inteligente por eso, porque es un pensador nato; no tiene tiempo y esto
es muy importante: el overthinker nunca tiene tiempo, todo es urgente; de
cualquier modo la vida se le escapa de sus manos así como vino, confusa,
contradictoria, indescifrable. Y cuando felizmente mueren, se quedan pensando confundidos…
¿A qué fue que yo vine a este mundo?
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