12/18/2015

La muerte


Nada hay más natural en la vida que la muerte, es una compañera inseparable; sin embargo la ignoramos y ojalá fuera porque estamos ocupados viviendo, disfrutando, compartiendo nuestros dones. Normalmente estamos empeñados en encontrar todo lo malo que tiene la vida, nuestra familia, nuestras parejas, el país… Creemos que porque estamos respirando estamos vivos. Porque cual es la gracia de vivir si no vamos a disfrutar de la experiencia. Sí, yo sé que tú eres la excepción y que eres feliz y vives la vida y tu propósito; me refiero a los otros, los que viven discutiendo con los demás, odiando por justificadas razones (obviamente), aquellos que creen que van a ser felices cuando tengan cierta cantidad de dinero en su cuenta, o el empleo perfecto, o la pareja perfecta (tomen asiento, por cierto) o el gobernante perfecto (sigan sentados). Esos que creen que existe un paraíso prometido acá. Ellos serán felices cuando haya una buena cultura ciudadana y ya no haya crímenes ni delitos en el mundo, cuando firmen un acuerdo de paz o cuando llenen de comida a los hambrientos, o repartan el dinero en partes iguales para todos (‘justicia’). No encuentro una mejor manera de definir la verdadera muerte que esa, vivir sin darse cuenta del regalo que tienen en sus manos HOY. De cualquier modo cuando sucede esa transición entre la vida y la muerte biológica, nos asustamos y es natural. Pero los que quedamos acá debemos recordar, a través de esta transición de alguien cercano, que la vida nos da la oportunidad de retomar ese camino de propósitos y sueños personales. Un para siempre al personaje que encarnó  como Don Ángel Obando y que su experiencia en este mundo nos haya servido a quienes compartimos con él. Sino, ¿qué sentido tuvo esa experiencia para nosotros? Paz en su corazón y en el de sus cercanos.

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