7/21/2022

LA LOCA DE LA CASA

 


A veces por diversión, me pongo a observar el comportamiento de las personas que veo por ahí, cuando están solas en la calle, en sus vehículos, en una oficina… A no ser que estén participando de lo que yo llamo un monólogo entre dos o más, donde cada participante sólo está esperando que el otro se calle para poder decir lo que piensa o relacionar lo que el otro está diciendo, consigo mismo… Algo más o menos así:

-      Imagínate que mi hijo me regaló un reloj

-     - Ah el mío me regaló un vestido.

-      -La mayor ya entró a la universidad

-      -La mía ya se graduó, gracias a Dios.

-      -Tengo una amiga que trabaja en la registraduría.

-      -Y yo tengo una que trabaja en la procuraduría…

Presta atención la próxima vez y verás que cada quien vive en la burbujita de su mente y eso es todo. Es como una competencia para determinar quién está más arriba en la escala moral, social, económica, intelectual… Pero cuando no están en esta competencia ridícula, casi sin excepción lo que percibo es esa mirada vacía de alguien que tiene su mente en otro lugar, en otras personas, en otras preocupaciones; yo le llamo: La inteligente mirada de la vaca, la gente común le llama “ser adultos”; Mientras su cuerpo desprotegido hace mecánicamente lo que fue programado para hacer, comer, caminar, cagar, conducir… Casi puedo escuchar el ruido de las palabras, los murmullos ininteligibles que sobrevuelan la cabeza del individuo común como un enjambre de moscas. Un ruido ensordecedor de pensamientos inconexos y desordenados que adormece el espíritu descuidando el cuerpo, exponiéndonos a los peligros ahí afuera de un mundo cuyas leyes físicas están inexorablemente sujetadas nada más y nada menos que a la entropía. Si esto no fuera suficientemente alarmante, nos sometemos a vivir en un espacio atemporal, porque te prometo que el 99% de esos pensamientos que invaden nuestra cabeza, pertenecen al pasado o al futuro, no al presente, con las consecuencias que eso implica. El presente le molesta porque ahí vive La Chispa que realmente somos, el presente es el regalo de la vida. Varias veces me han leído decir que la mente puede ser nuestro peor enemigo, especialmente si no sabes cómo funciona, si desconoces cómo trabaja tu subconsciente. Si algún día siento que quiero hablar de este tema en un Live con quien sea que esté por ahí para escucharme, lo haré. Tengo cientos de horas de lectura, investigación, experiencias y me gustaría compartir y conocer la experiencia de otros al respecto.

El punto es que nuestra mente viene a ser ese perro malcriado, imprudente pero potente que vive jalando a su amo con la cuerda para donde le de la gana sin control; un hábito peligrosísimo si me permites expresarlo porque cuando no tenemos control sobre nuestra mente, no tenemos control sobre nuestra vida. Si un perro nos lleva para donde él quiere, no vamos a poder responsabilizarlo de las consecuencias de ello, fue nuestra decisión dejarnos arrastrar por este animalito. Pero es exactamente lo que suele suceder, nuestra mente nos lleva para donde le dé la gana sin que nosotros hagamos algo para detenerla o controlarla. La consecuencia de ello, la llamamos buena o mala suerte o los más introspectivos: La voluntad de Dios. Si no me crees, pásate por un hospital, una cárcel, la morgue... Son la evidencia máxima del cisma vital entre cuerpo, mente y espíritu.

Y eso que no mencioné a los celulares, las redes sociales, los nuevos huesos que persiguen ansiosamente nuestros perros.


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