11/14/2023

/ʌp-əgo/

 


Este es más el soliloquio de un loquito a quien atrajo la atención, un par de términos usados de forma genérica en el libro ( y que activó mi atención interna. No digo con esto que ella esté mal y yo bien, el mensaje “desencriptado” fue para mí, no para hacerlo público ni denostar la intención de la experta, faltaba más. Simplemente tenía rato de no escribir, sólo sentí las ganas de hacerlo ahora. Así que gracias de antemano por “escucharme”.

Para ella el *Apego* tienes 2 caras, uno es positivo y el otro no. Mi reticencia se recuesta en el significado etimológico que da la RAE, cuando lo define como la Afición o inclinación hacia alguien o algo, pero sobre todo en un origen etimológico más antiguo (Latín: Apettitus o Deseo). Esto sí se parece mucho más a la psiquis humana, oscura, egoísta. Erich Fromm llamó al apego: “El objeto del deseo”, y yo no conozco nada que se convierta en el objeto del deseo de otro que sea positivo, de hecho arrastra involuntariamente un hálito de obsesión. Años de psicoanálisis han echado un poco de luz sobre el sufrimiento humano: El dolor, es el resultado de intentar desapegar un deseo o un apetito. Sea el apego por una mascota, un hijo o un equipo de fútbol. Así las cosas, yo relaciono al apego con la adicción, es decir una inclinación o afición hacia algo o alguien y que cuando es fuerte, se conviertirá en algo doloroso con el tiempo.

Entiendo lo que ella quiere decir ahí claro, es terapéutico y fácil de entender, pero la misma formación fonética de la palabra (/Up-ego/) me habla de un componente elevado del ego. Coincidencias fonéticas como muchas que pasan desapercibidas al individuo común y que todo lo da por sentado si lo dice un especialista. (All-Hallow-eves), por ejemplo, traducido para las masas como “Día de todos los santos”, pero el otro significado puede ser: “la víspera de todos los espíritus de las sombras”, o como se dice hoy en día: El día de los niños. La iglesia es experta en este tipo de camuflajes semánticos para hacer ver como bueno algo que es intrínsecamente inaceptable en lo moral.

/Up-ego/ es para mí, un ego por las nubes. Me adhiero aquí a la Infalsabilidad de Karl Popper frente a cualquier refutación de mi hipótesis, siempre y cuando se me permita reevaluar la interpretación semántica del Apego, si esto me aporta evidencia nueva que haya podido yo pasar por alto.

Mi otra alarma sonó fuerte y clara cuando la autora se refiere a las voces internas, sugiriendo que existen voces internas que te hacen daño mientras otras voces te empoderan.

Mi reluctancia aquí es más que todo de simple semántica filosófica. Para mí, ella está haciendo referencia directa a la psiquis o como dirían los psicólogos modernos: Al Subconsciente o aparato psíquico. Máquina cuántica que almacena toda la información experiencial de un individuo, desde el momento de su prenacimiento hasta su muerte. Mientras mi experiencia y conocimiento señalan a La voz interna como esa Entidad inmortal que habita nuestro cuerpo biológico y que ni vive ni muere, que trasciende la subconsciencia humana (o psiquis) y que se comunica con palabras sino con experiencias, sensaciones. San Ignacio de Loyola lo llamaría "Mociones".


“La voz interna”, se desdibuja desde la posibilidad de que nuestra consciencia cósmica pudiera tener una voz y que además se quisiera dignar hablarnos… La descripción claramente corresponde al subconsciente, que es justamente el paraíso del ego. Por eso, ella dice que algunas veces esa “voz” (la del ego), nos puede hacer daño o nos puede ayudar. Ahí sólo queda confiar en la virgen del sagrado rostro para que toda esa información almacenada en el subconsciente, no sea tan nociva como para jodernos la vida con su voz; con lo cual, la única posibilidad que veo de recibir ayuda interna sería de ese Yo Cuántico al que la señora lamentablemente confunde con el subconsciente.

Ya.. me desahogué jeje.

Y mañana más deportes.

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