10/31/2021

¡SALUD!

 

Tengo muy convincentes argumentos para no discutir con fanáticos. Conozco muchos y varios son mis amigos por decir algo, pero evito discutir con ellos; en parte porque valoro la amistad más allá de las creencias que se tengan. En parte porque creo que el valor de cada individuo se cimenta en quien habita su corazón y no su mente. Esta es ultimadamente, la depositaria de experiencias propias y ajenas que construyen nuestro imaginario colectivo y quién soy yo para decidir que sus experiencias tienen menor validez que las mías.

Además, no conozco a ningún fanático que supiera que lo es; la pasión irracional que se apodera de un fanático jamás le permitirá percibir que sus arraigadas creencias podrían no ser racionales. Es por lo tanto un riesgo innecesario intentar penetrar las barreras dogmáticas de un individuo que ha decidido de forma taxativa, que quien no piense como él o ella, está invariablemente en un error (Y siguiendo la lógica de estos días: que debe ser eliminado).

Es triste y sorprendentemente fácil ser un fanático (sin saberlo) y vivir insultando, juzgando, agrediendo o apartando de nuestras vidas a amigos y personas que pudieron aportarnos mucho más a nuestro crecimiento personal; personas cuyo error fundamental fue no tener las mismas experiencias de vida nuestras; tuvieron la mala suerte de no ser nosotros, por lo tanto, están equivocados. Este fenómeno era un par de décadas atrás, mucho más tolerado; tolerábamos mejor a amigos que profesaran creencias religiosas distintas, que tuvieran expectativas políticas diferentes, que apoyaran equipos de fútbol rivales; preferencias políticas/filosóficas divergentes; se podía discutir apasionada pero respetuosamente hasta al final terminar abrazados coreando una canción bonita, compartiendo en silencio una cerveza, comentando el último libro leído o la última película vista. Esto me permite concluir que venimos involucionando como especie, cada vez menos humanos y más animales; esto en esencia, no me parece una buena idea.

Hoy quiero levantar mi copa y brindar por esos amigos y familiares “perdidos”, bajas de una guerra que no debía ser nuestra; quiero brindar por aquellos tiempos en los que la amistad y el afecto estaban por encima de estos nuevos “valores” impuestos por quienes dizque luchan por un país mejor  y aceptados como la nueva realidad por quienes fuimos convencidos de que nosotros estamos en lo correcto, pues los equivocados son los demás y no deberían existir…

Salud.



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