Quiero reiterar mi agradecimiento a los 2 o 3 lectores
recurrentes de mi blog, por tomarse el tiempo de leer mis ocurrencias, sea por
aburrimiento o curiosidad, les agradezco.
Este tema sé que lo conocen de sobra, hace parte de
nuestro día a día y sin embargo parecemos ignorar los principios fundamentales que
rigen este sistema que solemos llamar Vida; un fascinante videojuego que a
pesar de todo no aprendemos a jugar a nuestro favor.
Si eres tan curioso como yo, seguramente has
investigado el principio de incertidumbre de Heisenberg. (¿Quién no?). Pero no
voy a enfocarme en una explicación matemática de cómo funciona, ni siquiera de
una explicación cualitativa de ese principio de la física. Vamos a irnos a la
parte más lúdica, profana:
A estas alturas, tengas la edad que tengas, habrás
notado que la vida ha resultado ser impredecible desde sus segmentos más
pequeños del minuto a minuto, hasta los que abarcan la historia de este
planeta. Nadie ha sido capaz realmente de predecir el futuro basado en el
estudio minucioso de los acontecimientos del pasado. Ni Nostradamus ni ningún
profeta, ni los adivinadores de la suerte, ni los mercenarios de las malas
noticias (los noticieros), ni los especuladores de Wall Street ¡Nadie! Y esto
tiene una sencilla y única razón: El principio de incertidumbre o
indeterminación de Heisenberg. El cual afirma que no se puede determinar
simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas
como son por ejemplo, la posición y el momento lineal de un objeto dado.
Incluso, se afirma que si un viajero del futuro viene hoy, 15 de agosto del
2022 a decirnos lo que va a suceder mañana, este software que es la Vida
aplicará unos algoritmos predefinidos, alterando la secuencia de operaciones a
realizar de manera que resuelve ese problema de predictibilidad, para que siga
siendo un juego interesante.
Dicho de otro modo: Nadie en este planeta tiene las
respuestas de nada. Nos enseñaron que sí, que los médicos, los científicos, los
gurúes, los expertos, los estudiosos, los místicos, los profetas, los
políticos, etc.… Y a ellos acudimos y en ellos solemos colocar la esperanza de
un futuro o un resultado predecible, estable, seguro. Pero lamento decirte que
esto no es posible. Si acertaran en un evento, el algoritmo matemático variará
de persona a persona, de familia a familia, de cultura a cultura, hasta el
infinito.
Voy a darte un ejemplo: Una medicina, una dieta, un
pronóstico de cualquier tipo, podrá acertar probablemente en un muy, muy bajo
promedio de individuos y por un período insostenible de tiempo. Pero aquí
estamos, confiados ciegamente en que si determinada medicina, por decir algo le
sirvió a un grupo experimental de personas, va a tener el mismo resultado exponencial
de la muestra.
Ahora aplícalo a las soluciones que nuestros expertos,
gurúes, científicos, maestros, asesores financieros, nos han dicho que se
comportará el futuro si hacemos lo que ellos nos dicen, y que nosotros elegimos
(Nadie nos obliga), que elegimos creer como ciertos: El resultado es efectivamente: El mundo
caótico en que vivimos. Es decir, hemos decidido creer en la certidumbre que
nos brindan las predicciones de los expertos, a pesar de cada experiencia
individual varía tan infinitesimalmente como es posible, de individuo a individuo
en un mundo que abiertamente nos ha demostrado que esto no es posible.
En conclusión, al menos para mí cuya inteligencia y
conocimientos son obviamente irrelevantes frente a nuestros expertos, el origen
de nuestra infelicidad consiste en no aceptar el hecho de que no se puede
determinar simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de
variables físicas como son por ejemplo, la posición y el momento lineal de un
objeto dado.
Tal cual. Los efectos y las reacciones son tantas como personas existimos. Aunque haya una constante, siempre está la variable que no estás esperando.
ResponderEliminar