En el mundo del trading, existe una herramienta que protege al inversor
(especialmente al novato), de su propio ego. Se llama Stop Loss. Cuando el
trader coloca una orden de venta o de compra, en un determinado precio, por el
motivo que su análisis técnico y/o fundamental lo haya inducido a tomarlo, esperando que el mercado se mueva a su favor, pues
resulta que no siempre lo hará, es entonces cuando necesitas un control de
pérdidas, una herramienta que corte la operación, con cierta pérdida calculada,
una cantidad de dinero que antes de entrar a mercado y según tu plan de
negocios, has decidido arriesgar. Esto usualmente evita que quemes tu cuenta
rápidamente, porque infelizmente en el mercado como en la vida, el precio se
mueve como le de la gana y no como nos gusta. Es por tanto una herramienta muy
valiosa. La mayoría de personas que entran en este negocio quiebran antes del
primer mes, debido a que no gestionan sus emociones, no pueden aceptar la
pérdida adecuadamente, quitan su SL (Stop Loss), con la esperanza de que el
precio se detenga por fin y empiece a ir a su favor, pero el mercado no perdona.
Y la vida tampoco.
Cuando en la vida, tomamos una posición (un punto de vista ideológico, político,
financiero), deberíamos tener un control de pérdidas. ¿En qué momento
deberíamos cambiar nuestra posición frente a cualquiera de estos temas antes de
que la vida nos muestre lo equivocados que estamos? ¿Qué tiene que suceder para
que nuestro ego herido acepte de una buena vez que nos equivocamos en nuestra
posición antes de que haya más pérdidas? ¿Cuál es el límite moral, financiero,
ideológico, que debemos permitirnos antes de sostener lo insostenible? Porque
no es necesario “quemarnos” defendiendo un punto de vista que evidenció hace
rato que es insostenible. ¿Cuánto dinero, cuánta dignidad, cuántos amigos,
cuantos familiares necesitamos “quemar” antes de reconocer que nuestra posición
está equivocada? Como el trader novato que decidió no colocar un límite a su
pérdida hasta que el bróker vació su cuenta, estará el individuo que decidió sostener
una posición perdedora que al final lo dejó solo, sin amigos, sin familia, sin
dignidad; tanto sacrificio en el altar de su ego para nada…
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